A principios del 2011, empece mi aventura con la pintura acrílica, técnica descubierta por casualidad en unos foros ingleses.
El primer retrato que hice, fue el de Bleda, la gata de una de mis amigas. La semana pasada, cinco años después, no se porque (cosas de las musas si los ilustradores las tuviéramos) me dio por volverla a pintar. Al acabar, me pregunte si se notaria alguna evolución, ya que tampoco creo haberme esforzado lo suficiente como para mejorar. Vamos, que no me he puesto cada día, es mas, cuando me he frustrado, algo que ocurre muy a menudo (cosas de ser tan perfeccionista supongo), he llegado a abandonar la técnica durante meses. Pero luego, me acordaba de los años que me pase sin tocar un lápiz, no se si por desmotivación, por no creer en mi, por bloqueo artístico o por las tres, la cosa es que volví a emocionarme y retomar mi vocación a partir del día que hice la primera pincelada. Ahora se que era la pieza que me faltaba para sentirme completa en mi oficio, y junto a ella, espero encontrar algún día, un hueco en el mundo de la ilustración y vivir de ello.
En fin, después de exaltar a la pintura acrílica, os dejo las imágenes de los dos retratos para que juzguéis vosotros mismos si he evolucionado algo. Yo no estoy muy segura, pero lo que si se, es que me veo mas suelta, y por la experiencia de este ultimo trabajo, me he dado cuenta que al fin estoy empezando a disfrutar de verdad.
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